sábado, 26 de junio de 2010

XI.- MODERNISMO CIBERNÉTICO Y EL DESASTRE.

Dos días después, de vuelta de la hora de  almuerzo, aparecía en el Messenger “José M. puede que esté desconectado”.

- Hay no!!!!!!! dijo en voz alta Josefina
- Que pasó le preguntó Mario
- No nada, solo que se metió un amigo en Messenger y yo no estaba
- Un amigo con ventaja

Josefina simuló no escucharle. Había abierto el mail y había uno de José Manuel:

“Mi querida Josefina:
Como no te encontré en Messenger para que chateáramos un rato, es que te cuento un poco del viaje.
Se me hizo muy corto, ya que lo dormí todo. Me pareció que Santiago y Madrid están más cerca que Santiago y Buena Suerte. Esto a consecuencia del trasnoche.

El tiempo bastante bueno con algo de frío, pero muy agradable para caminar, cosa que me encantaría hacerla contigo.

Bueno como estaba programado, asistí al Congreso sobre “gestión”; bastante interesante, se tocaron temas como las innovaciones como una fórmula de elevar la competitividad con recursos intangibles, en una gestión integral a fin de fomentar la calidad de las revistas”. Se formaron mesas de trabajo, y como buenos españoles con bastante vino y comida excelente.

Como era de suponer cuando me aburrí, me fui a visitar la exposición de pintura “lagrimas de Eros”; la verdad no entendí mucho, pero mezcla el erotismo con la belleza, la tentación y la trasgresión. No espero que lo entiendas, ya que te reitero que yo allí, parado frente a las pinturas, poco capté, pero te ayuda a abrir la mente; también asistí un día que estaba más caluroso a la feria del libro que se lleva a cabo en el Parque del Retiro, lugar del palacio de recreo de los reyes antiguamente, con unos jardines Josefina, estanques, lagos, canales que son una maravilla. Hay un lugar muy bello dentro de este, que es la vía de las estatuas, dedicadas en su mayoría a los monarcas. Ayer en la tarde, fuimos con unas señoras de argentina a El Paseo del Prado. Siempre me impresiona; en pocas cuadras ves toda la arquitectura, escultura, pintura (Graciela gozaría).

Al final terminaron en el Cortefiel que se encontraba en liquidación, y yo…como un santo hombre esperando. Que difíciles son las mujeres!.

Quisiera seguir escribiéndote, pero me vienen a buscar.

Besos de quién solo piensa en ti,
José Manuel"

Terminar de leer el mail y dar un suspiro fue todo junto. La leyó varias veces, pero algunas frases como “mi querida Josefina” o “me encantaría hacerlo contigo” o “besos de quién solo piensa en ti”, la mantuvieron todo el resto de la tarde desconcentrada. Solo tenía cabeza para recordar “besos de quién solo piensa en ti”.

                                             ***
Mientras Josefina llevaba a Graciela al dentista, su madre la llamó para contarle que hacia dos días que tenía un dolor de estómago insoportable.
- Tomate un agüita
- He tomado varias y se me está haciendo imposible soportarlo
- Termino con Graciela que voy al dentista y nos vamos a tu casa
- Si, no te preocupes, puedo esperar
- Acuéstate, es lo mejor
- Si no me he levantado en dos días
- Mamá y como no me avisaste, dijo Josefina
- Pensé que se me pasaría pronto, o algo que comí me cayó mal.

Cuando llegaron, la abuela se encontraba desfigurada de dolor. Graciela creyó prudente llamar al doctor, pero Josefina pensó que podía ser hasta un infarto.
- Mamá, tal como estás nos vamos a la clínica
- Hay Josefina no soy capaz de levantarme
- Pero entonces llamaré a una ambulancia y nos vamos a la clínica.
- Si, yo creo que es mejor
- Graciela, por favor llama a la coronaria y avisa que vengan de inmediato.

Se recordó lo que un tiempo atrás había escrito, no era posible que se demoraran tanto.

- Josefina, diles que no vengan con bocina, todo el mundo se va ha enterar- dijo la abuela.
- Mamá, que te importa
- Por favor- suplicó con voz quejumbrosa-  Graciela llama nuevamente y diles que vengan sin bocina.

Cerca de quince minutos después, tocaban el timbre y tres personas entraban mientras el chofer esperaba en la ambulancia.

Los parámetros estaban muy alterados; presión arterial ocho con cuatro, sudorosa, estómago duro y el dolor de uno a diez….nueve. Se determinó llevarla a la clínica con un calmante intravenoso que le colocaron.

Una vez en urgencia, Josefina llamó a su hijo y a Raimundo para avisarles. La espera se hizo larga y después de múltiples exámenes le informaron, que la enfermedad era pancreatitis.

De inmediato la ingresaron a la unidad de tratamientos intensivos; con ayuno absoluto y conectado a toda clase de mangueras y máquinas para monitorearla.

Lo único que pidió fue que buscaran a su cura “guía espiritual” para confesarse. Estaba conciente que era una enfermedad extremadamente grave. No fue posible que viniese por múltiples compromisos, por lo que Graciela le solicitó el favor a uno de la capilla cercana a la clínica. Apareció de noche. Raimundo, Josefina, Joaquín, Macarena y Graciela se acercaron alrededor de la cama, mientras el sacerdote rezaba un padre nuestro y pedía consuelo y paz para vencer las dificultades propias de la enfermedad, y el perdón de todos sus pecados. Continuaron con tres aves marías mientras la untaba con aceite de oliva bendito por el obispo. La abuela se quedó más tranquila. Había cumplido con el quinto sacramento que la iglesia. Estaba muy adolorida y su cara lo reflejaba. Salieron de la habitación y se encontraron con compañeros de oficina de Josefina, y de colegio de Graciela.

Esperaron hasta que cerca de la media noche los niños y se fueron a sus respectivos hogares. Raimundo la acompañó un rato más, casi como una obligación. Se paseo una y otra vez buscando a alguien, se adentró en todas las puertas que encontró abiertas, comió en la cafetería, hasta que aburrido se fue a ver a casa a Graciela.

Josefina no pegó una pestañada en toda la noche; pidió una frazada para taparse y se recostó sobre los sillones de la sala de espera. Apenas vio que aclaraba entró a ver a su madre, figuraba desgarrada de dolor y con analgésicos cada vez más potentes. El médico pasaría cerca del medio día; hasta esa hora nada se podía hacer, solo mojarle con un algodón los resecados labios. Si hasta para darla vuelta había que llamar a un enfermero, ella sola no podía, ni siquiera con la ayuda de Josefina.

El estómago cada vez más hinchado, a través de la colcha se podía apreciar el abultamiento como si fuera un embarazo. Josefina pensó e imaginó a su madre en esa condición, pero no se atrevió a decírselo. No era positivo como comentario si hasta el humor había perdido. Los antibióticos no hacía aún efectos y la fiebre tampoco cedía.

Josefina pensó en cuanto le hacía falta José Manuel y cuanto lo extrañaba.

Josefina le pidió a Raimundo que le trajera su computador para trabajar un poco desde la clínica; la verdad era otra. Deseaba ver si había recibido algún otro mail desde Francia, ver si tenía un poco de ironía, concentración e imaginación para escribir un nuevo artículo.

En la tarde apareció Florencia con Graciela; ambas entraron en la habitación de la abuela. Florencia salio con cara de circunspecta y lloriqueando.

- Señora Josefina, de esta no va ha salir. Está con mucho dolor y su cara es muy malita.
- Florencia no digas eso; mi mamá tiene que pasar por todo este proceso, el doctor me lo dijo; mañana le harán una nueva tomografía para ver si hay necrosis en el páncreas y en ese caso se debería operar. Es primera vez que está enferma y es fuerte.
- Pero yo la veo tan mal
- Obvio como no la vas a ver mal si nunca ha estado enferma.
- Y como se agarro esto señora?
- No hay una causa, ya que no se le han encontrado cálculos biliares, que podría haber sido una razón.
- Yo me salí porque dice que está con nauseas y llamó a la enfermera. Gracielita se quedó con ella.
- Anda si quieres a la cafetería y voy a ver como está.
- No la espero aquí no más.

Cuando entró a la pieza, Graciela se encontraba de la mano de su abuela y con la otra le sobaba el estómago.

- Josefina no puedo más de dolor, y unas nauseas espantosas, Si hasta me cuesta respirar, ojala me den morfina.
- Cuando pase el doctor a la noche voy a preguntarle.
- Tienes cara de cansada, hoy ándate a la casa y regresas mañana.
- Ahí voy a ver.
- Pero tienes que cuidarte, si caemos las dos enfermas todo se complica.
- No si no voy a enfermar. Fíjate que llegó el otro día un mail don José Manuel, estaba en España y lo ha pasado muy bien. Te mandó saludos
- Ni le cuentes de esto
- No, de lejos las cosas siempre son más negras.
- A ti como te fue en la universidad? le preguntó a Graciela
- Bien, nada nuevo

Josefina aprovecho de darle instrucciones a su hija como:




- Por favor cuando llegues llama a Sarita y dile que por mail le mando el artículo, aprovecha de avisar en la oficina que me voy a conseguir una licencia, ya que faltaré hasta que la abuela se mejore.



- Hay hijita, no te vayan a echar.

- No mamá, no te preocupes.



Cerca de las nueve Florencia y Graciela se fueron; apareció Raimundo con Joaquín y Macarena. Habían llegado varias personas de la oficina junto a Sarita. Bajaron a la cafetería a que Josefina comiera algo. Raimundo se dedicó a contar chistes y entretener a casi todos los del lugar, hasta que desapareció por un largo rato. Josefina estaba tan histérica con lo que estaba viviendo que agradeció su ausencia; de hecho estuvo a punto de pedirle que se callara minutos antes. No era el momento y el lugar apropiado para tanta diversión.

Cuando apareció, lo traía una enfermera en una silla de rueda y el pie con una bota de un material tipo yeso.



- Que le pasó Raimundo preguntó Sarita preocupada.

- Iba a ver a mi suegra y me torcí el pie y me caí. Las enfermeras que ayudaron a pararme me llevaron a urgencia, y ahí me dicen que me hice un esguince muy grande.



Josefina sintió que no podía competir de manera más ridícula con su madre. Raimundo cada vez que sentía que alguien pasaba a ser más importante que él, acudía a ese manipuleo, que solo es visto por la pareja



- Lo último que me faltaba, escapó de su boca en forma inconciente su esposa.
- Claro Josefina, los demás pueden estar enfermos, tu creerles y cuidarlos, pero yo claro…

- Raimundo por favor este no es un lugar para discusiones, por favor ándate a la casa.

- Se me olvidaba que da lo mismo lo que me pase- respondía agriamente Raimundo

- Hay no es que me de lo mismo, pero basta, ya no puedo más contigo, con mi mamá, con la oficina, con... la vida,..exclamó Josefina dándose cuenta que públicamente estaba demostrando sus problemas matrimoniales que tanto había callado



- Mamá: interrumpió Joaquín.

- Tienes razón disculpa, es que estoy muy nerviosa

- Raimundo, yo te llevo a la casa y deja el auto aquí- le propuso Joaquín.

- No Joaquín, no te preocupes, si yo puedo manejar.

Y parándose todos, se despidieron hasta el otro día, con la abrupta discusión, deseándole a la madre una pronta recuperación.
Josefina acompañó a su madre en la habitación hasta que quedó dormida.



Salió a la sala de espera, abrió su computador, y se conectó directamente con su email.

Habían veintiséis, solo buscó el de José Manuel que había llegado un par de días atrás.



“Huy Josefina:

Pensé que al abrir esta máquina, al menos un mail tuyo encontraría;

Ha pasado tiempo y nada se de ti.

Extraño todo, hasta el café.

Ayer participé de una conferencia (por casualidad) sobre si la prensa escrita no se convertirá a corto plazo en un ícono de la era industrial, pronto a desaparecer, todo esto en relación a la reducción de ejemplares que hoy sacan los diarios. Algunas hipótesis eran frente a la gratuidad de estos y entonces como una manera de enganchar a los lectores, por poco dinero incluir CD, o libros etc. Y a pesar de no estar dirigido al campo de nosotros me pareció válido y como para pensarlo.

Llegué tarde a otro que había empezado sobre “Ética periodística”.

Bueno no te lateo con esto, solo me he acordado de ti en la ciudad de Aznavour, donde en cada esquina, cada plaza y cada café hacen de Paris un lugar maravilloso. Por supuesto que fui al Louvre; siempre falta tiempo para recorrerlo. No pude dejar de visitar la exposición Babylone; muestra que abarca desde el dos mil hasta el año setenta y cinco antes de Cristo.

Me invitaron (Raúl, el amigo del cual te hable) a Pigalle comimos en un boliche y en la noche nos fuimos al Moulin Rouge (hace bien a la vista)ja, ja, ja.

La vista desde mi pieza es soberbia; frente al Arco de Triunfo y los Campos de Eliseo. No puedes morirte, sin caminarlo antes.

Aparte de cumplir las metas propuestas antes de partir, el ocio, y el turista que hay dentro de mí han aflorado con comodidad. Ni siquiera me he conectado con Sarita y sus secuaces.

Bueno Josefina, me habría encantado encontrar un par de letras tuyas, pero tendrás tus razones….

Un fuerte abrazo, de quién mucho te quiere,
José Manuel”.

Alcanzó a terminar de leer, y como sobre nubes volvió donde su madre, dispuesta a contarle su secreto, pero la encontró dormitando. Había tenido una crisis de taquicardia, que según el médico de turno era “esperable”. Su decisión de dormir en su cama quedó truncada, ella sabía que su madre le tenía terror y horror que la muerte la pillara sola, sin estar tomada de su mano, si más que mal, a pesar de respetar sus independencias, jamás habían estado separadas; aún más, había un pacto desde que Josefina era pequeña, que frente al dolor de una, al estar de la mano traspasaba el dolor a la otra y se hacía más llevadero. Ahí en ese momento se preguntaba Josefina si realmente su mamá creía en esto? Es verdad entonces que dos manos unidas hacían cable a tierra y el dolor disminuía? Como ayudarla efectivamente a traspasar un poco de su dolor, a su cuerpo? Estas y otras cosas más le había metido en la cabeza en su niñez, y ella a su vez se las había transmitido a sus hijos. No existían entonces los caballos colorines? Era mentira sacudir los dedos para sacarse las penas o el dolor? No era necesario entonces no sobarse el codo cuando se pegaba, pues si lo hacía no recibiría un regalo? Y si se quemaba un dedo pasarlo sobre el pelo no sacaba ampolla?.

Recordó la magia que le rodeó la infancia, aquella que le inventó generalmente frente a adversidades y una lágrima rodó por su mejilla.

Se refugió en su niñez, y se recostó al costado de su madre para sentirse segura del presagio que presentía.

Cuando se dio cuenta de lo tarde que era, se fue nuevamente a la sala de espera a enviar un mail con urgencia

" Sarita, perdona la hora, pero hoy recibí un mail de don José Manuel, te pido que no le vayas a comunicar nada acerca de mi mamá."

Sorprendida recibió respuesta inmediata

- Oye Josefina, no me pongas en problemas, si se entera que yo sabía es capaz de despedirme
- Yo me encargaré que eso no ocurra, con voz firme respondió Josefina
- Y desde cuando que tanto poder tienes?
- No, es una forma de decirlo. Que poder podría tener yo?- a pesar que para su adentro sabía que su palabra era importante

Los exámenes no han salido bien; hay liberación de enzimas pancreáticas y casi con seguridad una necrosis del órgano. Josefina queda inmóvil, no se encuentra preparada para esta evolución. Guarda silencio y escucha. Solamente habla del dolor el médico, de como asistirla, de como quitárselo.

- Está con tratamiento, indiqué demerol y evaluaremos más adelante un drenaje quirúrgico.

A la hora de almuerzo Raimundo pasó rápido a la clínica ya que a la noche tenia el cumpleaños de Arturo, un amigo que a Josefina le parecía una mala influencia, por ser separados tres veces y andar con muchas mujeres. Josefina lo escuchó, ni se inmutó.

- Deberías ir a la casa a descansar, le dijo Raimundo en tono compasivo



Josefina no reaccionó.



- Bueno, si no vas ha contestar, mejor me voy, le dijo Raimundo levantando la voz, y haciendo que no reaccionara ni por vergüenza a la gente que la rodeaba



Josefina no le respondió, ni se despidió.



Macarena la acompañó toda la tarde; entraban alternadamente a acompañar a la madre, entraban juntas, salían y guardaban silencio. Cuando Graciella llegó se unió al grupo, que continuó con el constante ir y venir en el más absoluto silencio. Las horas pasaban lento, y solo la apertura pausada y mínima de los ojos de la abuela, les indicaban de su estado de vigilia. Esto se rompía con la entrada de alguna enfermera para administrar calmantes, tomar control de temperatura, presión, revisar la sonda nasogástrica, y cambiarla de posición.

La visita del kinesiólogo solo agrandaba los dolores, pero había que evitar una trombosis. Cada día aparecían más términos médicos, cada día se debilitaba más el organismo.



- Mamá, voy a dejar a las niñitas hasta la entrada y fumarme un cigarro. - Le dijo Josefina acercándose al oído

- José Manuel no te ha escrito? Le preguntó su madre y sorprendida ante semejante pregunta y lucidez, rápidamente le respondió



- Si está en Paris, dice que no podemos morirnos sin caminar por los campos de Eliseo

- Lo tendrás que hacer tú sola

- Hay abuela, estás en las mejores manos y pesimista. La desconozco, replicó Graciela con lágrimas en los ojos

- Si tu te sintieras como me siento yo, preferirías moriste.

- Mamá: Voy a dejarlas y de ahí te cuento, le dijo Josefina para mantenerla expectante.

- Macarena, muchas gracias dale un beso a Joaquín. Gracielita....mi pequeña....



Cuando caminaban al estacionamiento, Graciela le confesó que andaba con los cuadernos de hojas amarillas



- Te lo dejo para que te entretengas, le dijo

- No creo que los leas Graciela, pero bueno ..... la noche es larga y quizás pueda rescatar algo para la revista.



Y con un beso en la mejilla a cada una despidió.



Mientras caminaba por los pasillos de vuelta a la UCI, no dejaba de pensar en que su madre ya sospechaba que se había enamorado de José Manuel. La vieja era mucho más astuta de lo que parecía, a tal punto que Josefina había descubierto en esos días, que apenas llegaba Raimundo cerraba los ojos a fin que la creyera durmiendo y no tener que hablarle. Cosa igual pasaba cuando entraban las enfermeras tratándola de “mi reina”, mi princesa” o “mi preciosa”.

Volvió donde su madre que dormitaba, y evocando su pasado, cogió el cuaderno y se puso a leer los recuerdos de Joaquín y de ella ante la partida prematura del esposo y padre. Más que mal estaba viviendo casi la misma historia.



“HABLANDO DE SONREIR, O MEJOR DE REIR....



Sonreír relaja, irradia felicidad y paz interna. Tiene un valor terapéutico. He tratado a diario que tú la practiques con todas las oportunidades de reír y sonreír que estén a mi alcance. La plaza, es una de ellas, juegas, cantas, saltas, corres, gritas, te RIES Y SONRIES. Acostarte en la alfombra del living, corriendo todos los muebles y yo hacerle morisquetas es otra. Una que te encanta es hacer casas debajo de la mesa del comedor. En todos estos momentos se siente la casa llena de ALEGRIA, y Dios junto al papá, desde el cielo se deben alegrar de ver y sentir que mi pollito está un poquito mejor.

La entrada al colegio, el enfrentar un edificio enorme, profesores, amigos y explicar, lo que a los siete años es inexplicable. MI PAPA SE MURIÓ.

La pena no se acomoda, las distancias entre unos y otros hacen sentir más la ausencia, porque el miedo te invade. La angustia por mi cesantía me empieza ha ahogar. Me han ofrecido "vender tumbas del parque del recuerdo" soy supercreible y además puedo demostrar lo difícil que fue desembolsar en forma "abrupta" las ciento y tantas uefes que costó. Cuando me lo ofrecieron me pasaron dos cosas por la cabeza; por la mía que agrado; voy a verlo todos los días. Desde afuera me pregunté ¿estos es una broma? ¿Podré algún día superar un poquito si lo que vendo es mi dolor? ¿Es necesario maneosarlo tanto a cambio de unos pesos para colegio, luz, agua, etc.? ¡Claro, quién mejor que yo puede dar un testimonio de cuando una familia queda a la deriva! ¡Que TERRIBLE todo lo que me está ocurriendo! ¡Qué pavor!!!

Abril, en los colegios los niños juegan al trompo o a las bolitas. Yo diría que desde que tengo uso de razón. Ambos juegos los tenemos.. Hoy Joaquín desesperado me "puteaba" porque no podía hace gira, y menos bailar el trompo. Los gritos más suaves eran:



- ¿Porque no te moriste tú si no sabes hacer bailar el trompo?

- Hay ,hay, hay...es todo lo que te he podido contestar, ni siquiera para retarte por tu falta de respeto (que cagada) pienso, como se vendrá el futuro si recién estamos comenzando



Aún no cumplo bien mi rol de mamá, y siento que tengo para rato, si tengo para un buen rato.... No juego contigo como antes, estoy conciente, pero no puedo, ME CUESTA TANTO. Antes....me sentía una súper mamás, feliz con un niño maravilloso y un marido que adoraba; hoy.....la súper mamá es UNA LATA!!! ya no juega naipes, ni arma rompecabezas, ni hace carreras de autos, y rara vez cuento cuentos en las noches.

Estoy en un estado de sopor, casi vegetando, ya no tengo la energía para hacer funcionar ese motor de AMOR, que transmite paz y felicidad.

Cada día más desconfiada de la gente, cada día más ensimismada, cada día me haces más falta para quererte, solo quererte......y de pasadita conversar, compartir y sobretodo aprender junto a ti. ¿Porqué mi rey partiste tan temprano?, ¿Qué hay detrás de todo esto?, ¿Esto es lo que Dios quiere para mi?, ¿Tan fuerte me cree? Te extraño tanto mi amor, me desespero, no se como llenar tu espacio, ya no puedo disfrazarlo más. ¿Que más me espera?, ¿Que será de nuestro hijo?

Estoy tan tonta, todo me hiere, todo me duele, tan sensible me encuentro y tan fuerte, serena y entera DEBO APARENTAR, tantas cosas pequeñas y otras tan grandes de solucionar.

A Dios gracias - porque ya le he tomado un poco de miedo a la vida- Joaquín se ha adaptado bien en el colegio, a pesar que está muy rebelde conmigo pero ha logrado avances importantes en su aprendizaje y adaptación, responsable, sin tener que presionarlo, en su primer año básico hace sus tareas. Madura cada noche como si la envolviera en papel de diario, pero han aparecido algunos problemas; se está haciendo pipí en el colegio, entonces se agarra de la Miss y con el delantal de ella se tapa hasta ir al baño ha cambiarse. Hasta ahora lo hemos manejado bien. Le tengo dos mudas más en el colegio y listo. El toma litros de agua para el asma, lo cual me dificulta en distinguir si es por exceso de esta o penitas, en todo caso, lo que a mi me importa es, que no vaya a tener vergüenza, y entre la Miss y yo lo tenemos manejado.

Tantos secretos de familia que tenemos y que de afuera nadie los ve; el niños sano, Josefina regio, problemas de platas pondrían ser peores. Y (Sobre todo mi mamá: cuando le preguntan como estoy? ella responde SUPER BIEN y yo ...que estoy llorando internamente... la ... quiero....MATARRRR.

He comulgado sin confesarme, pensando y sintiendo que ya con lo que he sufrido estoy perdonada....QUE CATOLICA APOSTOLICA ROMANA , solo dolor.......... “



De todo lo leído no rescata nada para enviárselo a Sarita, era lo vivido con su pequeño hijo, y no iba a desnudar su alma públicamente. No sería una columna esperada. A quién le interesa el dolor ajeno? Pero ya el tono de cronista había comenzado a cambiar, de la ironía a la profundidad o al menos a la empatía, y probablemente comenzaría un giro también que se vería reflejado en la revista, no sería una burda imitación de la Isabel Allende y sus crónicas humorísticas. Josefina sorprendería.....

X.- EL AMOR Y LA PENA en un día.

El día anterior a la ceremonia religiosa, mientras Josefina dejaba en una pieza todo listo para su traje de madrina junto a Graciela quién la ayudaba, la mandó a buscar la cartera que usaría.

- No está mamá en el closet
- Debe estar en algún cajón
- Déjame ver

Tanto demoraba Graciela, que Josefina fue a buscarla; allí la encontró, sentada dentro del closet, con los ojos colorados y un cuaderno en sus manos; era uno de los de hojas amarillas.

- Mamá que pena me ha dado todo lo que he leído
- Bueno pero este no es el momento para que te pongas a leer,  quiero acostarme temprano, quiero estar con la cara descansada para mañana que debo terminar las últimas cosas y cuando llegue Joaquín, ojala haya silencio.
- Pero cuando lo escribiste?
- No sé ve la fecha, A ver déjame ver cual es. Ah! Es uno de los primeros, cuando recién enviudé.

“LA TINTA CAMBIO DE COLOR.

Que la tinta cambio de color, porque el gris es aún triste.

Yo sabía donde estaba, lo que no sabía era cuando y para que lo conocería. Agosto 198..., más de veinte años habían pasado.

Una carta de veinte años atrás.

Una carta para ti, o una carta para mí, para poder masticar mi propio dolor, para hacerlo más tangible, para no olvidar, en fin una carta que dirigí a mi niño, que no sabía leer en ese entonces, y que le decía que:

"Si para ti ha sido difícil sobrevivir estos momentos, para mi lo ha sido también, de manera diferente, pero muy dura, porque yo también perdí a un padre a la edad tuya o menor aún; ni siquiera lo recuerdo, y por más que trato decirte los que necesitas, me encuentro con que el sentimiento de pena y el vacio es tan grande y la profundidad de tus preguntas tan inmensa, que a veces te subestimo, y quizás te he herido, o no te he dado las respuestas que esperabas. Pero yo tampoco las tengo.

Perder a un marido, a un amigo-como tu padre me decía- (somos muy amigos) es perder el doble. Perder a una persona tan inteligente, bondadoso, es aún más difícil acostumbrarse a su ausencia. Es como perder la mitad de tu cuerpo, pero a Dios gracias, tu pequeño mío, has colocado en mí la fuerza, la razón que se necesita para vivir este impacto.

Joaquín: tú con tu silencio, a ratos con tu soledad y aislamiento, con tus dolores de estómago y de cabeza cada vez que nos sentamos a la mesa,  con esa mezcla de sentimientos de odio en algunos momentos sentistes ( como cuando el papá se enojaba, porque no me aguantaba que te diera de comer en la boca) y por otro lado con ese amor inmenso por el solo hecho de ser tu padre, por salir a trotar con él por el borde de la playa donde jugaban con las olas, por los cuentos que te narraba, por la dedicación que te daba, por ese PAPA-DIOS que aún podía solucionarte aquellos juguetes que rompías y verlo más grande de lo que en sí era, con tus juegos de niños y tus preguntas de adulto-niño, niño-adulto, adulto-adulto ¿te cuento un par?:

- Si tu eres viuda, entonces yo ¿Soy huérfano de padre?
- ¿Como chocó la camioneta, porqué no vio la roca? y si había neblina porque iba solo?
- ¿Qué otros niños no tienen papá?
- ¿Qué otros papás se mueren jóvenes?
- Yo no tengo pena por el papá.
- Mamá; yo miro la mecedora y veo a mi papá en ella.

Tan maduro, tan sensible. ¿No es acaso la misma sensibilidad que tu padre inmortalizó en tantos cuadros, o en la toma de una foto? Como te has ido haciendo cargo de mi por la preocupación constante que demuestras, con lo perceptivo para poder entender y explica que cuando te portas mal, es porque echas de menos a tu papá. Tantas preguntas:

- ¿Como es el cielo?   ¡Justo nos tenía que pasar a nosotros!  ¿El papá sabe todo lo que yo hago?  ¿Uno se puede morir de pena?  ¿Y de susto?  Cuando yo me case: ¿Mis hijos van a tener abuelo?

Hay enanito! como el papá te llamaba , tan fuerte te has comportado, tan simpático,  tienes también con tu edad un razonamiento primitivo para nosotros los adultos, una elaboración y una sabiduría para vivir, más propia de tu padre, que en más de una oportunidad me has dejado helada. Estás en estos días híper irritable, rebelde, e hiperkinético. Sé que es una forma de demostrar tu pena, pero no puedes comprender que yo también la tengo, y que por eso estoy tensa y a ratos mal humorada.

- Qué come él? Era mi papá el mejor ingeniero de Chile?  Me gustaría tener un lápiz mágico y poder dibujar a mi papá: que hable y se mueva.  A la mamá se le va ha acabar la pena el día que esté en el cielo con el papá.

También me he preguntado ¿Para quién es esta prueba? ¿Qué hay más allá?  Y ahí muero de pena. Siento las mismas dudas e inquietudes que tú y no tengo respuestas para entregarte, solo abrasarte. Tantos momentos vivido, tan intenso, lazos tan fuertes a pesar que en algunas oportunidades discutiéramos frente a un problema, pero sentimientos de amor, de respeto, de admiración, de compañerismo primaron ante cualquier otro. No me es fácil vivir sin él, al contrario; me es angustiosamente difícil. Es tan difícil aceptar los cambios y ver como en cada uno ha repercutido tanto.

Son las ocho de la noche. Estás agotado y te has dormido en mi cama, quizás soñando con él, talvez un sueño angustioso, eso lo sabré después. No quiero mirarte, tampoco puedo leer no me concentro, solo pienso en una sola frase, no quiero que amanezca, no quisiera despertar.

No soy capaz de tomar el desayuno en la mesa del comedor. El espacio se nota. He inventado sacar una silla, pero no es la silla, es la ausencia de él que no pasa, es la moto frente a mí, son los libros, es la ropa , o quizás la máquina de afeitar detenida. Es…..una prematura partida.

Ya he cumplido un mes, el primero de todos los meses venideros, de todo el resto de mi vida.

He viajado a Tocopilla junto a tres amigos, he recorrido los lugares y conversado con las últimas personas que lo vieron. Me he encontrado con sus restos, y los he recogido con respeto, con rabia, con pena, con amor, con orgullo, con celos, con una sensación de ayer, de pasado que cada día ira perdiendo lozanía y cuando los años avancen, quizás no recuerde que ayer estuvimos juntos tomando un café, conversando un vinito tinto en una parrillada, que ayer fuimos uno, y hoy solo soy yo.

Uf!!!! La empresa, lo económico, el mañana. Hoy el gerente general me ha tratado de convencer, en una discusión de ¿Cuánto vale un padre muerto?. Que mañana, tu mi pequeño, estarás muy orgullosos de mí, y al igual que la película dirás ¡QUE BUEN PADRE FUE MI MADRE!”.

                                                          ***
Apenas llegó Joaquín, cerraron el cuaderno y continuaron buscando carteras, medias y accesorios. No era el día para leerlos juntos. Charlaron hasta cerca de la medio noche y se acostaron a los grito de Josefina para que Graciela dejara de entretener a su hermano.

El día llegó; Josefina se encontraba nerviosa; Raimundo preocupado solamente de cómo él se vería, Graciela igual, su madre que nerviosa la llamaba para saber a que hora la pasarían a buscar, si usaba collar de perla o no, si llevaba cartera al tono o no. Florencia, preguntando si la podían maquillar y advirtiéndole que solo iría a la iglesia, “ya que yo no tengo nada que hacer ahí”.

Con calma respondió a cada una de las preguntas, hasta que se dio cuenta que Joaquín estaba listo y ella aún en bata.

- Ya mi amor, ya nos vamos. Dame dos minutos y estoy lista.
- Vamos a llegar tarde, los invitados en la iglesia y nosotros nada aún.
- Solamente falta ponerme el vestido; es que no quería que se arrugara.

Joaquín y Raimundo de traje pingüino; ambos solamente se diferenciaban por el color de la corbata.

La entrada a la iglesia fue espectacular; tanto Josefina con Joaquín irradiaban paz, juventud, alegría y serenidad. Tomados del brazo, Joaquín dejó a su madre en el lugar de madrina frente al imponente altar, desde donde buscó la presencia de don José Manuel; atrás venía Raimundo con Melisa , él como un pavo real mostrando sus plumas; y acompañado todo por música barroca con instrumentos como violín, flauta traversa, viola y chelo.

Macarena entró a la iglesia acompañada de su padre; radiante, con un vestido marfil y una pañoleta dorada que sensualmente caía sobre sus espalda dejándole ver el pronunciado escote que terminaba casi casi, donde la espalda cambia de nombre. El pelo tomado en un sencillo moño, mostraban su figura esbelta y su largo cuello rodeado de un sencillo collar de oro con una cruz.

Una vez finalizada la ceremonia religiosa, se dirigieron a un moderno salón de eventos en lo alto de la ciudad, y entre aperitivos, cena, mesón de postres y los más exquisitos licores, junto a la música del conocido DJ Armando pasaban una velada preciosa. Terminada la cena se dio comienzo al baile, inaugurado por el nuevo y reciente matrimonio con el “vals de los novios” para luego sumarse los padrinos y posteriormente los cambios de parejas. Casi al finalizar, y en paralelo a sus consuegros, Josefina vio a José Manuel con su madre bailando. Ambos reían y se divertían hasta que José Manuel cambió de pareja y casi de un soplo dejó a Raimundo con su suegra y él con Josefina.

Aprovechó de decirle lo preciosa que se veía con su traje lila y su pelo enrizado tomado sobre la nuca. Siguieron bailando como si el tiempo se hubiese detenido hasta que Raimundo, de malos modales la invitó nuevamente a sentarse en la mesa.

- Te das cuenta que estas haciendo nuevamente un papelón- dijo mientras prendía un habano “Cohíba” de sabor fuerte.
- Hoy no por favor. Sin que te molestes……..yo creo que no es apropiado fumar un puro en esta situación, a no toda la gente le gusta, y si no te importa me parece un arribismo.
- Tu y tus complejos
- Sabes? Hoy no engancharé en tus palabras, Aplicaré a “palabras infecciosas, oídos penicilínicos” y parándose de la mesa, con una sonrisa que disimulaba sus constantes problemas comenzó a saludar de mesa en mesa, sin darse cuenta que Raimundo la seguía, hasta escuchar con su vozarrón decirle “al mundo” la maravilla de mujer que tenía, lo feliz y orgulloso que se sentía y la contento que se encontraba con la presencia de “ellos”. Algo le dijo Josefina al oído y se fue a la mesa donde se encontraba su madre, con don José Manuel, Sarita y algunos compañeros de la oficina. Ahí se sentó un rato a tomar un jugo, agradecer la presencia y conversar mientras miraba la pista de baile donde los novios se hacían turumba bailando rodeados de sus amigos.

- Me he reído mucho con José Manuel –dijo su madre.
- Si, así los he visto, respondió Josefina.
- Es que es encantadora, y excelente bailarina, bueno “de tal palo tal astilla” -dijo José Manuel cerrándole un ojo.
- Los han atendido bien?
- Más que perfecto- repuso Sarita, quién no alcanzó de terminar la frase cuando de la mano seguía Josefina a José Manuel a la pista de baile.
- Raimundo si ve a Josefina, se va ha morir.- dijo su madre.
- Pepita está como nunca dijo Elizabeth, quién había asistido con su nueva pareja, un ingeniero doce años menor que ella.
- Es que esto es un sueño para Josefina dijo su mamá, quién no despegaba la mirada de la pista.
- Que lindo vestido el de Graciela, y tan coqueta que es. Está pololeando? Preguntó una mujer que supuso que era compañera de trabajo.
- No, sale, como dicen los jóvenes ahora. Te has fijado que hay como cuatro etapas hoy en día, y yo solo entiendo las dos primeras, salir y pololear, porque las otras dos “andan” o “están juntos” es lo mismo pero sin poner compromiso, parece ser.

Josefina esperó el amanecer a que la fiesta terminara; recién entonces los novios partían de luna de miel, mientras ella y la familia de Macarena, aguardaban a que la banquetera terminara de armarles las diversas cajas de la comida sobrante.
Cuando vio todo lo que era, se armó de valor e invitó a don José Manuel a almorzar para el día siguiente:

- Don José Manuel: si no está cansado, si no tiene otro panorama…
- A ver chiquilla a que me quieres invitar?
- Lo que pasa que me llevó tal cantidad de comida, como para alimentar a un regimiento, por lo que pensé que podría almorzar mañana con nosotros...
- Fantástico! Te parece a las dos
- Y también puede ser a las tres. Tómeselo con calma, si casi dormiremos una siesta y Graciela se levantará tarde.
- Entonces mañana nos vemos, despidiéndose de Raimundo a quién a esa altura de la madrugada, el alcohol y lo que había escuchado, no le caía muy bien a su genio.
- Graciela vamos ya, y ayúdanos con las flores, mamá tú también por favor.
- Me vas a decir que invitaste a este viejo huevón para mañana?- Gruñó Raimundo.

Josefina se hizo la que no escuchaba y comenzó a meter dentro del auto las flores de calas, y canastos con arreglos silvestres en que predominaban los alelíes de surtidos colores.

Dos y media de la tarde y aparece don José Manuel.

-Suegra corra a recibirlo y llame a Graciela también - dijo Raimundo - aquí todas hoy estarán felices, inclusive Florencia- Y murmurando dejó escuchar “que huevada!"

-Hola Raimundo? Como has amanecido?
- No tan bien como tú!

Mientras Josefina salía a saludarlo con las mujeres de la casa, Raimundo se fue caminando hacia su dormitorio refunfuñando “hay olor a mierda” en un claro comienzo de guerra sin tregua. Josefina al escucharlo trato de hablar más fuerte pero su impotencia, su vergüenza don José Manuel la notó.

- Vengo solo por un rato, el avión parte a la noche y aún no he hecho ni la maleta.
- A que hora parte- preguntó Graciela dándole un beso.
- A las nueve cuarenta y cinco.
- Fíjate Gracielita que José Manuel va a España, Francia, Croacia y Turquía agregó la abuela, la que se encontraba sentada muy a gusto al lado de su amigo.
- Por cuanto va
- Por tres semanas.
- Que bacán

Florencia traía un y más bandejas con los restos de la noche anterior.

Josefina se paró a la cocina y descubrió que Raimundo estaba encerrado en su habitación. Se prometió que no le importaría, y que total  José Manuel estaría tan poco rato que no se pondría nerviosa.
Así fue;  José Manuel se quedó hasta cerca de las cinco y media de la tarde, y Raimundo salio de la habitación cuando él se había retirado. Salio sabiendo que había puesto en un duro papel a Josefina por lo que recurrió a la clásica estrategia de buscar “socios” en casa.

Partió con Florencia a quién instó que se acostará a descansar, buscó a la suegra, pero esta también se había retirado con  José Manuel, siguió con Graciela, quién se encontraba hablando por teléfono con sus amigas acerca del matrimonio de su hermano, y terminó con Josefina contándole que al parecer “algo le había caído mal la noche anterior, porque todo el almuerzo había estado en el baño”.

Josefina sollozando le suplicaba que se separaran.

- Antes que te imagines estaré afuera, replicó Raimundo
- No, no me sirve, lo quiero ahora ya. No soporto más la situación. Tus roterias me destrozan.
- Que no entiendes mujer que estoy enfermo del estómago?

Pasaron los días y la casa estaba triste; la ausencia y el equilibrio que ponía Joaquín se hacían notar. Josefina casi enfocada a los seguros y a la administración de los departamentos, a raíz de los días de ausencia por el matrimonio de su hijo Extrañaba los cafecitos con don José Manuel o mejor dicho lo extrañaba a él.

El viernes mientras conversaba con una compañera de oficina, el mail tocó la campanita que anunciaba la llegada de alguno, no lo tomó en cuenta y continuó con el copucheo junto al grupo de la oficina que bajaban a almorzar en una local de comida rápida.

Ahí Elizabeth que era más suspicaz fue derecho a la pregunta:

- Pepa: Quien era el hombre sentado al lado de tu madre en el matrimonio de Joaquín?
- Don José Manuel! El de la revista
- A ti te gusta, cada vez que te miré tenías los ojos puestos en él.
- Como se te ocurre si estoy casada?
- Cansada querrás decir

Las demás escuchaban silenciosamente y con cara “Pepa nos dimos cuenta”

- Bueno, es una gran persona
- Hay huevona, nada de es una gran persona; mira te lo agarras, lo enamoras, y te vas de viaje, si nadie te pide que te cases, solo un poquito de condimento a la vida.

- Se imaginan la cara de mis hijos?
- De Graciela no se, a pesar que se veía cómoda con él, pero de Joaquín, te lo firmo que feliz.