jueves, 3 de junio de 2010

I.- SU HISTORIA

Josefina pasaba por una etapa de crisis, se sentía que llevaba una camisa de fuerza; no sabía  si en su cuerpo,  en su mente o con su vida; eso nadie lo conocía  y tampoco lo contaría, su corazón solo lo abría para producir risas, alegrías y empatía, era un corazón mentiros, pero existía un manto de tristeza que la cubría de pies a cabeza, sin poder quitárselo y su propia vida la estaba hartando.

Su historia de hija única, de madre sin hermanos, y con un padre fallecido a los pocos mese de nacida, la habían marcado como una familia atípica. Sus abuelo maternos vivían en el norte y comunicación con ellos casi no existió, pensaba que probablemente había una mala relación entre su madre y sus abuelos y ella en alguna medida había pagado el pato, por no tener acceso a su generación ascendente, pero su mamá se encargaba de suplir esas ausencias sin entrar a historias pasadas; le gustaba el aquí, el ahora y el mañana, por lo que a Josefina le era muy común escucharle decir frente a cualquier pregunta relacionada con temas antiguos “lo pasado pisado”, y el tema se cambiaba.

Los adultos más cercanos eran los compañeros de trabajo de su madre, sus profesores o los padres de sus amigas, a quienes tampoco los llamaba de tíos, porque  le habían enseñado que esa palabra era de uso solo familiar y familia solo eran ellas dos.

Por el lado de su padre, y  a la muerte de este no volvió a mantener relación alguna, solo llevaba su apellido.

Durante su juventud fue a un buen colegio particular: ingles, pagado y sin número, mientras su madre trabajaba de jovencita como secretaria de una de las gerencias de una empresa multinacional- hasta llegar a una edad mayor-, a ser entre relacionadora pública y brazo derecho del mandamás de turno que en sus más de cuarenta años desfilaron en su trabajo.

Vivían en un departamento antiguo en el barrio de Providencia, un edificio de murallas anchas y closet profundos, con piso de parquet, y un baño para ambas en que las baldosas imitaban un tablero de ajedrez, en un primer piso con un pequeño jardín privado, que le permitió durante su niñez jugar en su casa de muñecas debajo de un viejo ceibo, desplegando múltiples roles.

Era frío en el invierno e incluso húmedo por la falta de sol que le llegaba y fresco en verano, pero muy central para tomar ambas locomoción que las llevaría a una a su trabajo y a la otra al colegio.

Apenas nació su madre contrató una empleada puertas afuera, más que para la limpieza y la cocina, para que en un principio la cuidara y la llevara en las tardes a la plaza más cercana a jugar y socializar con otros niños,  luego ha esperarla  al paradero de micros para el cambio de turno con el cuidado de la pequeña y con los años para que la fuera a buscar al término del horario escolar, de este modo y a lo largo de los años desarrollaron una relación fraternal.

La entrada al colegio a los cinco años y las invitaciones a celebrar cumpleaños en casa de amiguitas, la hicieron percibir por primera vez la composición de  su núcleo familiar. Fue la primera etapa de preguntas sin respuestas.

No era la más bonita de su curso, ni la mejor vestida, pero en su adolescencia  mostró que si era la que más pololos tuvo, en una época en que no se “andaba” sino que se “pedía pololeo”, cuando se terminaba la relación “se pateaba” y si en una fiesta no bailabas “planchabas”; cosa que Josefina jamás vivió y le sirvió para ganar confianza en ella y fortalecer su personalidad.

De toda esa historia, habían pasado muchos años y mucha agua bajo el puente. Había dejado de ser una niña y se había reinventado tantas veces, que ahora se encontraba confundida, cansada y sola. No era común en ella.... pero... cosa rara; esa noche en su casa, casi después de muchos años,  no miro sus cuadernos de hojas amarillas, tampoco revisó sus diarios de vida, ni sus notas, ni los titulares divertidos de algunas anécdotas que tantas risas le provocaban y que releía en  momentos, en que la angustia y la pena le apretaban el corazón hasta sentir la falta de aire, y el miedo la estremecían. Todas sus experiencias positivas, conformaban su mochila de afectos, de recuerdos, convencida que eso era lo único que aún conservaba con características de propiedad privada e inembargable.

Tenía un trabajo remunerado a porcentaje, venta de intangible. Su verdadera profesión, y por la cual su madre tanto se había sacrificado para pagarle una carrera universitaria, no le permitía mantener a su familia y este oficio le daba la posibilidad de al menos sobrevivir y cumplir con lo que ella se había propuesto como era educar a sus hijos en el más amplio sentido de la palabra, porque la herencia se las dejaría en vida y pagada en cómodas cuotas mensuales, “sabrán ustedes que esto es lo máximo que yo les puedo dar, alimentación-educación-vestuario- techo y mucha alegría”- les decía.

Esa noche recordó como tiempo atrás, su hogar estaba lleno de gente, y ahora su fiel compañero de las noches de viernes y sábado, era un viejo perro cocker, que llevaba una vida casi humana asimilando las costumbres de estos, como las visitas al veterinario, a la peluquería, roncando, y eliminando hediondos gases, casi reemplazando al hombre que ya no dormía en esa cama.

A sus y tantos años, se sentía de cien.

Dejó todo a un lado y recordó que era el día trece del mes sexto. Para el quince debía entregar la columna que escribía dos veces al mes para una revista orientada a mujeres, una pequeña columna -de experiencias transversales, irónicas algunas y cotidianas- y esos pesos le permitía pagar el colegio de su segundo hijo, porque el padre no era capaz de hacerse cargo o más bien tenía otras prioridades.

Se sentó en el escritorio, frente al viejo computador familiar, y escribió hasta avanzada la noche; lo tituló

“UNIDAD CORONARIA Y YO

Anoche mientras nos tomábamos un pisco sour, sonó en forma desesperante el timbre de la pieza de mi mamá. Era un ring agudo, continuo que marcaba la urgencia. La llamada a  "Rescate de Emergencia".

El número telefónico que guardo con tanta claridad en mi memoria, se vino a mi mente y sin mediar pensamiento alguno, sino cual autómata, marqué, di el número del socio, Rut y clave al escuchar al otro lado de la línea la voz del operador contestar: "unidad coronaria móvil"
La pregunta del millón.
- ¿Que siente la señora Aurora? - por el otro lado del auricular.
- Ahogo, dolor en el pecho, por favor vengan con urgencia.
- La comunico con el doctor.
- Buenas noche, le habla el médico de turno, díganme que siente señora?
- Mi mamá acaba de despertar con dolor al pecho y bastante ahogada. No es un dolor que se irradie a los brazos, pero si intenso. Tampoco le ha tomado el cuello.
- Ah! ¿Le dio algo?
- Si, Nitroglicerina bajo la lengua, una aspirina a masticar y la tengo sentada en la cama.
- Le enviaremos un móvil de inmediato.
- Doctor, el ultimo jueves, llamamos tipo 11:30 de la noche y el móvil llegó a las 3:00 de la mañana cuando ya no tenía ningún sentido despertarla. Mi mamá tiene ochenta y ocho años y le están dando bastante seguido anginas de pecho, en una de esas será un infarto, que yo no sabré distinguir, y ahí si que será extraordinariamente grave. ¿Puede ser que esta vez no ocurra lo mismo y lleguen con más prontitud?
- Le enviaremos el móvil.
La noche sigue avanzando, y mi mamá ¡esperando!, entre dormida y despierta, entre adolorida y sana, entre la vida y la muerte.
Nosotras acompañándola, ella con su inmovane de 7,5, su ravotril, su spiron, su hidrorenol-T y dos mierdas más que la mantienen aún más pichi cateada, por lo que entre la somnolencia y la lucidez, sus muecas nos muestran que se queja y que persiste la molestia.
La una, las dos, de la mañana. Mi marido es ahora quién llama a Rescate Total de Emergencia. Nuevamente le traspasan la llamada al médico.
- Habla con el médico de turno.
Por las respuestas que da, es fácil deducir que nuevamente comienza con la pregunta de rigor: nombre del paciente..
Se le oye: " No puedo creer que un profesional de una empresa privada conteste como usted. Eso no lo hace ni un empleado de correos”.
Se gritan y pelean.
Pasa un tiempo; la ambulancia no llega; llamo yo nuevamente; el operador 41 me pasa ahora con una mujer, me pregunta si soy la del barrio de La Reina, La de la calle José …Le contesto si, esperando que me envíen un helicóptero.
Termino gritando igual que mi marido; le informo que haré un reclamo a la empresa; como me parece poco le agrego a línea directa de El Mercurio; pero como aún encuentro poco dado la gravedad del asunto, y como último recurso en medio de la desesperación le lanzo un  canal de televisión, la mujer me corta.
Llama Rogelio nuevamente, no le pasan ni al nochero. Esperamos media hora más. Vuelvo a llamar. Hablo con el doctor. Que vergüenza. Apelo a su temor y le digo que las conversaciones han sido grabadas, que si algo le sucede a mi madre, esto va a tener serias consecuencias. Me enviará el móvil 101.
Tres de la mañana.
Tengo sueño, y mi mamá dice que el dolor se le reactivado. Suena el timbre y apurada abro el portón del condominio. Llegan dos mujeres muy en yeguadas y un chofer que parece potro de exposición.
La (ayudante de la doctora le comenta, que no le puede tomar la presión por la joyas (una pulserita de elástico que tiene a los santitos de moda), se la saco; que no puede tomarle la temperatura porque tiene un chaleco blanco de hilo sobre su rosada camisa de dormir, se lo quito; que hay que darla vuelta para el otro lado, voy a comenzar a girarla cuando siento que es más que suficiente, me baja la locura y con voz fuerte digo que si yo fuera auto suficiente no los llamo, que estamos en este cuento desde las 10:30 de la noche. Una vez terminado de controlar los signos básicos nos dan el resultado:
-Presión, pulso y electro de acuerdo a su edad, todo normal. Dolor intercostal atrás de la mama izquierda, es muscular, con un paracetamol cada ocho horas se le debe pasar.- dice la doctora.
Mientras mi mamá dormita a ratos y poco contribuye en su movilidad dentro de su pequeño espacio como es la cama, la doctora explica un poco el sistema de RESCATE TOTAL DE EMERGENCIA: DE NOCHE ELIMINAN TRES AMBULANCIAS, Y DE DÍA DESARMAN LAS MALAS PARA USAR SUS PARTES Y PIEZAS EN REPARAR LAS QUE ESTÁN  EN UN POCO MEJOR ESTADO!!!!!!!!
Es decir, publicidad engañosa, hablan de cuarenta y cinco móviles y no los hay.
Hoy almorzamos todos en la terraza. Mi mamá feliz con un pisco sour. Mi hermana y yo como atropelladas por falta de descanso y stress. Espero mañana lunes cambiarla a otra empresa de Rescate, intentando que los tiempos de espera en caso de necesidad se acorten. Ah! Y voy a inscribirme yo también, en una de esas la necesito yo primero.”

Lo metió dentro de un sobre y lo dejó en el velador. Mañana a la hora de almuerzo, esa que ella se saltaba, aprovecharía de ir a entregarlo, junto a su boleta de honorario y una nota en la tarjeta de presentación “Trata de sacarme el pago para el próximo viernes. Debo el colegio de Graciela, me la van a suspender. Atentamente, Josefina”.

Ese lunes amaneció lloviendo que el cielo se caía. El viejo centro de Santiago aguantaba estoicamente los vientos y milímetros de agua con más dignidad que la elegante zona oriente. Era el único lugar de la capital que no se inundaba a pesar de haber sido fundada por los españoles en 1540, después de una larga expedición en busca del lugar adecuado para instalar la capital. Fue elegida dado su buen clima, su tierra fértil y fácil para el cultivo; y concebida  para vivirla hasta el fin de los siglos, siguiendo el tradicional urbanismo que comprendía manzanas regulares, con una plaza principal y más tarde la construcción de la catedral. Antiguas casonas con diseños coloniales, oficinas públicas, mercado, hospital  y colegio se entremezclaban; más a las afuera el cementerio y las parcelas que proveían de frutas, verduras, y alimentos en general, para la población, que formaban esa naciente urbe. Las posteriores urbanizaciones no habían considerado una infraestructura de alcantarillado tan apta para llevar las aguas de las calles y avenidas, al río Mapocho. Por lo que estas se inundaban con mucha facilidad.

Dejó el sobre con Sarita y volvió a su oficina.

Se sentó en su escritorio y comenzó por llamar  telefónicamente, a los clientes  en forma metódica. Fumó uno y mil cigarros, entre café y cafés, hasta que casi todos sus compañeros se fueron. Frotó sus ojos cansados, comenzó a apagar el computador, se puso su abrigo de paño y bajó a los estacionamientos subterráneos a buscar su auto.

La lluvia no paraba, y el trayecto a casa fue más lento que los veinte minutos acostumbrados, a consecuencia del trafico, la inundación y algunos semáforos fuera de servicio, pero se le hizo más corto recordando el día que Joaquín, su hijo mayor, le informaba que regalaría anillo de compromiso, y sin darse cuenta rememoró... aquel especial día, en que los niños se encontraban comiendo en el repostero junto a Florencia que los vigilaba para mantenerlos muy bien alimentados. La nana sentía que toda la responsabilidad de la casa, y el cuidado de los niños recaía en ella mientras Josefina estaba fuera de ella. Era una perfecta mama y dueña de casa, sin contar con el amor incondicional que sentía por ellos

Evocó como salieron a esperarla una vez que sintieron el ruido del motor del vehículo entrando al garaje. Había un gran jolgorio.

- Y todo este griterío. A que se debe?
- Es que tenemos una sorpresa para ti, se abalanzó Graciela para saludarla de un beso
- Hola Florencia, sírvame de inmediato y como aquí junto a los niños- mientras saludaba a sus hijos.
-          
Su cansancio desaparecía con solo verlos. Mientras se acomodaba en la mesa, y ordenaba sus cubiertos, Joaquín el mayor, le informaba que quería entregar anillo de compromiso a su novia.

- Para cuando, le pregunto sorprendida
- Me gustaría este aniversario
- Y los has comprado ya?
- No, pero quizás me puedas acompañar a elegirlo. No entiendo mucho de piedras y me pueden estafar.
- Hay Joaquín feliz, pero no seas tan perseguido, no toda la gente estafa. Pero….. a ver………. No se si te parece………… pero tengo un anillo de brillantes,  y zafiros, en realidad un cintillo, que podrías diseñar nuevamente. El costo sería mucho menor, porque solo pagarías la hechura y quizás un poco más de platino. Además de lo romántico y exclusivo que sería. Otro valor más que le agregarías.
- Verdad mamá que me lo darías?
- Pero obvio, de hecho vamos a buscarlo de inmediato.

Hacía varios años atrás lo había comprado cuando una joyera llegó a la oficina y le dio la oportunidad de pagarlo en cuotas. Venía con certificado de las piedras y además era una conocida de uno de sus compañeros por lo que eso le dio mucha tranquilidad. Era también su trofeo de guerra, el primer lujo que se había podía dar y marcaba la diferencia económica entre sus primeros años de viudez, y el mejoramiento de su estándar de vida en el tiempo transcurrido. Si ya podía comprar un anillo, ya podía respirar más tranquila.

- Mamá: pero no será mucho?
- Mucho de que?
- No te da pena regalármelo?
- Todo lo contrario, que alegría que yo pueda obsequiarlo a quién tanto amo, y a su vez, tú lo hagas a quién más ama. Es una cadena de amor.
- Y quien me lo puede hacer?
- Eso es más fácil, pero primero debes pensar como te gustaría que fuese. Ah!! Pero no hemos brindado por la decisión tomada. Claro... pero antes de eso, debo partir por el principio.
- Mamá termina de comer y nos sentamos en el living a conversar- dijo Graciela.
- Tienes razón. Florencia: tráigame el café al living. Bueno, yo ……… a ver, dejen ordenar mi ideas.

Se sentó como siempre. En el suelo, con las piernas cruzadas, y afirmando su cabeza con una mano, mientras la mirada permanecía en el inconsciente como buscando sus creencias para traerlas al consiente comenzó con voz dulce y pausada a hablar.

- Joaquín: quiero hablarte un poco de lo que ha significado para mí el matrimonio. Conversar desde mi experiencia,  habiendo vivido las dos caras de la moneda: viuda  con una linda experiencia, un matrimonio bien avenido,  y este segundo matrimonio con muchas dificultades de pareja. Que es lo que uno debe preguntarse y parto por lo que  me parece mas relevante como es sentir que estas enamorado y seguro. Tú te preguntaras como puedo saberlo. Yo creo que amor hay cuando existen muchas afinidades entre tú y Macarena, cuando tu cerebro y corazón reaccionan placenteramente cuando estas con ella, y te sientes feliz a su  lado, cuando... ella con su todo y sus partes te gusta, cuando intentas interactuar aunque sea a distintos niveles. Cuando... sientes admiración, por lo que es. No puedo dejar de señalarte lo importante  que es aceptarse tal cual son, con sus defectos y sus virtudes, sin desconfianzas, con tolerancia, con absoluto respeto dejando los egocentrismos a un lado. Es……. cuando decides que quieres compartir tu vida junto a ella y proyectarte en que será la madre de tus hijos, porque es y será tu mejor amiga, tu compañera de vida, es... entregar tu vida a Macarena que la recibirá y valorará, como tú valoras la suya, es no entrara a la cárcel, sino volar juntos y por separados para crecer…
- Es que yo había reflexionado sobre esto; llevo meses pensándolo. Demás esta decirte que me siento súper seguro.
- Joaquín, pero como mamá no puedo dejar de decirte lo que pienso. A mi me encanta la Maca, y creo que se llevan muy bien, siento que ella potencia lo mejor de ti y además ya diez años de pololeo son…… o te casa o terminas. Bueno, pero un vaso de vino para celebrar el acontecimiento.
- Que te parece mamá? Preguntó nuevamente Joaquín
- Feliz por ti, y por el éxito del más grande proyecto que un ser humano puede hacer: Formar una familia!

Ese día, y ya en su cama, Josefina recapacitó, que Joaquín esperó que estuviera fuera de la ciudad Raimundo, para informarles tan grata noticia; no estaba dispuesto a escuchar ironías, o consejos de como podrían vestirse. ¡Harto inteligente el cabro! pensó para su adentro. Evitó la desviación del tema de lo importante a lo superfluo.

Pero esa noche también recordó con la ilusión que se enamoró de Raimundo y como las cosas a poco andar fueron cambiando cada vez para peor. Fue como un cortometraje de los grandes hitos de sus últimos años, y en todos aquellos Raimundo o no estaba o le hacia pasar un tremendo disgusto, pero casi sin darse cuenta y manejando en estado alpha, relajada sin presión por el colapso vial  en que tardó mas de una hora y media, ya llegaba a su hogar. Sus pensamientos y la música fueron su mejor pasatiempo.
                                                 
                                                                    ***

Cuando llegó a casa, sus hijos ya habían cenado, saludó a todos, y se fue a conversar con Graciela, pero ella hablaba por teléfono, con señas de manos le pidió un paréntesis para preguntarle como  había sido su día, la respuesta fue rápida: bien y continuó en lo que estaba. Se fue a la cocina y encontró a Florencia preparándole una bandeja para servirle en el dormitorio, e informarle de las cosas cotidianas de la casa mientras ella se servía una pequeña entrada parada en un rincón del pequeño comedor de diario.

-         El resto me lo como en cama -le dijo

Florencia con la bandeja en la mano y siguiéndola al dormitorio aprovechó de decirle que se acostara temprano, que se notaba ojerosa, Josefina terminó de ver las noticias, apagó la luz y se quedó dormida, hasta que a las siete treinta de la mañana el despertador sonó,  sintió el beso de espedida de Graciela y dormitó un rato más....
Josefina despertó con el desayuno que su nana le dejaba sobre la mesita de luz. Era simple; una fruta y un té solo, puro, con tres cucharadas de azúcar, como endulzando el día que comenzaba. Su ritual consistía en la llamada posterior de Florencia avisándole que su tina estaba preparada.
Desde que se había separado, su tiempo era para ella sola, ya no estaba Raimundo apurándola o gritándole sobre el gastadero de agua y gas, que finalmente ella pagaba, ahora quién la apuraba era la empleada, y Josefina le contestaba:

- Ya, voy de inmediato, termino el cigarro y allá estoy.
- Se le va ha enfriar el agua por ese vicio que la esta matando,- decía la nana
- Ya, ya Florencia, estoy pensando que ponerme. Cómo esta el día?
- Feo, tiene que salir abrigada le respondía desde la cocina
- Que lata. Me carga el frío y más encima toda la ropa me tiene aburrida.
- Tiene que comprarse algo nuevo. No fume tanto, ahorre esa plata y le aseguro, que aparte de hacerle bien se puede comprarse más de una tenida.

El baño de tina era su refugio; era donde ordenaba las ideas del día, era su agenda y su medio. Estaba convencida que su signo piscis tenía algo que ver con su pasión por el agua, con su pasión por soñar, y ese era el lugar ideal para desarrollarlo. Ahí podía encontrarse en su mundo, el mundo de las emociones, de los instintos más profundo, y una vez que cargaba el corazón de sentimientos, podía terminar para encontrarse en el mundo racional y económico y algo intelectual en que se movía. Después venía la ceremonia del que me pongo, junto a un café y un cigarro frente al espejo, dándose los últimos toques de maquillaje, Se miraba por última vez, se perfumaba detrás de las orejas, y en las muñecas. Eso lo había aprendido de su madre, que a pesar de sus avanzados años, no había perdido el gusto por el olor a su “Chanel Nº 5”. Era un ejemplo más de los muchos que había adquirido en el transcurso de su etapa de aprendizaje que solamente  acabarían cuando la muerte la llamara. De ahí venía también su fortaleza esa que le permitía salir a la aventura cada día. Admiraba de esa mujer la personalidad tranquila-nerviosa, paciente, enérgica y amable, que no suponía crear envidias laborales por puestos autoritarios o de popularidad a pesar de su inteligencia y capacidad. Admiraba su profundo sentido de solidaridad; esa capacidad innata de ponerse en el lugar del otro, pero no entendía nada de su pasado, del velo oscuro e impenetrable que  ya le era habitual. Había dedicado su vida a ser madre, a la manera que ella lo entendía, con su presente y para lograrlo trabajó rigurosa y metódicamente. La apasionaba la lectura de todo tipo, con los años fue derivando a la filosofía y a la religión, y era una erudita en casi todos los temas a pesar de solo haber terminado el colegio. Sus ansía de aprender se las traspasó a Josefina pero esta no la recibió del mismo modo; Josefina era de otra época por lo que aprender, para ella era más vivencial, y gran parte de la lectura la cambio por la escritura. Cultivó muy buenas amistades que hicieron una postiza extensión de la familia.