sábado, 24 de julio de 2010

XVII.- LA DESPEDIDA.

Y la vida no paraba: ese mismo día salía publicada la revista;  sería el último artículo de Josefina.

Primero la iglesía se llenaba de gente y flores  Dos curas realizaron la misa. La música parecía que venía del cielo. En un momento, Josefina sacó de su cartera un papel, subió al altar, tomó el micrófono y con voz quebrada leyó….


- “Gracias papá, solo lo que tengo es gratitud, te dije todo, a veces confundida, pero no podré convalidar nada parecido al amor que entre nosotros nos tenemos. Que descanses en paz”

A las tres de la tarde la revista en los kioskos:

"QUE COMO TERMINÉ MIS VACACIONES?




Me levanté temprano sabiendo que anoche, cuando Max fue a dejar a la Vero (polola, así parece) la batería nuevamente había muerto; cosa rara, ya que el jueves de la semana anterior le habían cambiado alternador y la betería tiene cinco meses aproximadamente.

Después de terminar de cargar el auto, cerrar casa etc.. Metimos el perro al asiento trasero para buscar un taxista que me hiciera puente, con las ventanas abiertas para que no le diese claustrofobia. Pasó uno y por dos lucas me hizo partir el auto. Nos subimos felices a acelerar para que el alternador cargara la batería; pero que sorpresa: las ventanas traseras no cerraron, la calefacción no funcionó como tampoco los señalizadores ni la cuestión que marca la velocidad ni la bencina.

Llegamos a la Shell a cargar combustible con el motor andando y sin dejar de hacerlo nos llenaron el estanque; trataron de ver el corto circuito pero entendían menos que yo.

Con la imprudencia de la juventud partimos. Velocidad de crucero funcionaba y luces también.

A poco salir de Algarrobo se largó a llover, uno de los limpiaparabrisas perdió la punta de la goma y chirriaba como tiza en la pizarra, y rayaba que era lo menos frente a frío que sentíamos.

Nunca jamás un auto se me había convertido en descapotable, al menos como sensación y la lluvia que entraba por las ventanas, más el zumbido del viento hicieron que perdiera toda sensación de velocidad. 100, 140 kilómetros por hora? Nunca supe,

Se que pasé todo vehículo que me hiciera bajar la velocidad; y como si el diablo hubiese metido la cola, sin luces de tablero pero se prendía en forma constante la luz de la batería y del alternador.

La pregunta es como llegue: como no habíamos almorzados, por ventanilla en el Mac Donald nos vendieron dos cuartos de libra, dos coca cola, papas fritas y una porción de nugget.


Que como me siento?. Con el stress y el frío no se si tengo cuerpo desde los hombros hacia abajo, casi cuadrapléjica; los brazo y piernas del stress y el traste de lo dura que venía.

Mi pregunta es: Donde está MI PADRE?

La huerfanita"